Frenética Confusión
De nuevo rechazado y abandonado, decidí acudir solo a aquel garito perdido
por un mar de calles desiertas de un polígono industrial a medianoche. Un grupo
de jóvenes que sorbían una litrona en las escaleras me puso en sobreaviso de que
ése debía ser el lugar del concierto. Nada más entrar me di cuenta del error.
Las banderas que colgaban de las paredes estaban repletas de águilas bicéfalas,
cruces celtas y demás parafernalia completamente opuesta a la que yo estaba
acostumbrado. Entre el gentío que abarrotaba la sala predominaba el pelo
rapado, las botas militares y algún que otro tirante. Por suerte, nadie dio
cuenta de mi confusión. Tenía que salir de allí antes de que mi miedo llegara a
alguna de aquellas narices afiladas.
En ese momento, un cuarteto armado de guitarras, bajo y batería saltó al
escenario brazo en alto al son de un himno indescifrable que el gentío berreó mientras
correspondían al saludo. Enfilé mi rumbo hacia la salida, pero un tipo del
tamaño de un armario ropero me agarró y tiró de mi brazo derecho hacia arriba
reprobando mi desconcierto. No tenía más opción que aparentar si pretendía
salir de allí de una pieza. En acabar el himno, el batería dio una fuerte
sacudida a la caja y noté como un violento impulso me empujaba al centro de la
sala, donde aquellos skins se cobraban golpes animales. Intenté zafarme,
apartarme de allí, pero en uno de los violentos movimientos mi chaqueta se
abrió y apareció mi casaca de Reincidentes, que desgatada lucía la hoz y el
martillo.
Como un resorte cerré la chaqueta confiando en que nadie se hubiera
percatado. A mi derecha un individuo susurraba a otro mientras me señalaba con
un semblante poco amistoso. En un acto felino entré por una puerta que conducía
a una habitación oscura, consiguiendo atrancarla. La infernal música dejó de
sonar y los golpes contra la madera se multiplicaron hasta que la puerta se
vino abajo. Milagrosamente, en el último instante, encontré una ventana que
reventar y conseguí salir justo a la misma calle donde mi coche me esperaba. Con
el corazón a punto de explotar pude ver a través del retrovisor cómo varios de
ellos corrían inútilmente tras de mí.
De nuevo rechazado y abandonado, maldije mi suerte y a los caprichos del
rocanrol.
Frenético Amor
Perdido entre un mar de crestas, cadenas de pinchos metálicos y correajes de
canes la conocí y, acto seguido, me enamoré. Ella escupía rabia a través de sus
cuerdas vocales, agitándose violentamente por acción de riffs sangrantes y
melodías crudas. Su aspecto se movía entre lo grotesco y lo salvaje, lo
siniestro y la sensualidad, el infierno y el cielo. Su despellejada camiseta
dejaba entrever la bondad de una curva que un pezón rígido y oscuro vislumbraba
desde la cima. Sus finas piernas se ocultaban en unas botas negras que
suspiraba arrancar y su falda corta de estampados animales sugería unos labios
que deseaba comer.
Sin darme cuenta, el concierto había llegado al descanso. Ella, junto al
resto de fieras que hacían de instrumentistas, desapareció del escenario.
Aproveché la tregua para amorrarme al pilón y hacer desaparecer una sequedad
que no me dejaba apenas balbucear. Busqué mi rostro en un espejo sucio y
partido, encontrando en él el impulso y el descaro que necesitaba mi afrenta.
Regresé entre el embriagado tumulto mientras ella se posaba de nuevo junto
al micrófono. En ese instante clavó sus ojos en mí y me regaló una leve
sacudida con la lengua que incendió mis bajos, hundiéndome en una ardiente
fantasía que ya alcanzaba la realidad. Se retorcía en el escenario a la par que
nublaba la vista dejándose llevar por el placer que alumbraba su cara. Noté cómo
la humedad corría ya por mi entrepierna, cómo la manguera luchaba contra el
fuego descontrolado. Sin previo aviso, sus dedos revestidos de cuero me invitaban
a subir al escenario.
Postrado a su izquierda, contemplé de cerca aquel delgado, frágil y ya
semidesnudo cuerpo que no paraba de incitarme a la locura. El ruido de las
guitarras y el estallido de la batería resultaba un hilo angelical para nuestro
amor floreciente. Los latigazos sangrantes de la voz de mi amada eran susurros
lascivos, enfermizos, para mi ser. Me tendió la mano, invitándome a adentrarme
en el mar de sus deseos. Descubrí que sentía una desmesurada ternura por
nuestra relación, que su sangre corría impaciente por hacerse dueña de mi piel,
que ansiaba posar su puntiaguda cabellera rojiza en mi pecho mientras
contemplábamos desnudos cómo aparecía y desaparecía la luna, que suspiraba por
amamantar a unos hijos que también serían los míos y que siempre pregonaría a
los cuatro vientos que lo nuestro sería inagotable como el fuego de esta
primera pasión.
Súbitamente la música se detuvo y mi nube esponjosa se deshizo en polvo
oscuro. Mi chica empuñaba el micrófono gritando “Cerdo, baboso, tu merecido está cerca”, mientras todos los
presentes coreaban el estribillo de la canción más emblemática de aquel grupo
de punk hembrista. Como un resorte abandoné a mi amada y corrí hacia la salida,
no sin antes recibir una somanta de tortas, empujones, insultos, amenazas,
patadas, botellazos, silbidos, escupitajos, pinchazos y algún que otro tirón de
pelo en respuesta a mi atrevida conquista.
A pesar de la humillación recibida, a pesar de que ella me hubiese utilizado
para exhibirme como un cerdo baboso, a pesar de los castigos físicos, mis
sentimientos se mantenían intactos y estaba convencido de que nuestro amor limpio
y puro se impondría por encima de todo. Estaba dispuesto a perdonarla, a empezar
de nuevo, a olvidar el tortuoso incidente, a hacer de ella mi inseparable luz
del camino y a hacer de mí su fiel escudero. Me hice un hueco en la acera,
encendí un cigarro que con furia fui exprimiendo y aguardé paciente un
reencuentro que, cómo supuse, nunca tuvo lugar.
No pierdo la esperanza, pero sí la vida en cada bocanada.
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Fuentes de Inspiración:
Me Gusta Ser Una Zorra - Las Vulpess (canción).
Juegos Ocultos - Barricada (canción).
La Chica Del Batzoki - Betagarri (canción).
Soy Una Punk - Aerolíneas Federales (canción).
Fuentes de Inspiración:
Me Gusta Ser Una Zorra - Las Vulpess (canción).
Juegos Ocultos - Barricada (canción).
La Chica Del Batzoki - Betagarri (canción).
Soy Una Punk - Aerolíneas Federales (canción).
Un amor algo...fuerte, entre puntillazos de guitarra y locura en las venas.Me gustó el relato, bien narrado y descrito sin caer en el aburrimiento.Lo que más me gusta de tu manera de escribir, es la sencillez que manejas en los relatos, haciendolos fluídos, sin cansar al lector y dejandolo con ganas de más.Te felicito por ello, pues pocos son los que lo consiguen.Un saludo desde el sur.
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