19 de julio de 2012

Marina - C.R. Zafón


Hace un par de meses me llegó el encargo, envuelto en papel de regalo, de leer una de esas obras confeccionadas para hacer de sus páginas una ventana al corazón. Hablo en esta ocasión de Marina, un trabajo de una de las primeras espadas de la literatura española, Carlos Ruíz Zafón. Una obra que nos adentra en un mundo de ilusión y tenebrosidad, con un contenido interiorista de profundo calado donde la amistad, el amor, la muerte y la vida impregnan sus páginas. Una historia que versa sobre la posibilidad de dar vida a la muerte y su aceptación bajo los finitos límites de la medicina, desarrollada en dos tramas que el lector acabará siendo cómplice de su conexión. Una novela que te atrapa y te lleva a experimentar un cúmulo de sensaciones encontradas y por encontrar.




A nivel literario, la tarea de Zafón es estupenda. Destaca por encima de todo esa prosa con esencias poéticas que envuelve a la característica narrativa del autor catalán. Construye oraciones con elegancia, pero es ágil en la narración, usa un lenguaje cuidado, pero no es necesario echar mano del diccionario. En este sentido, se disfruta mucho del trabajo del escritor, aunque en ciertas fases parece peligroso que el objeto de atención recaiga más en la envoltura que en el contenido. A modo bibliográfico, Marina es el último trabajo de Zafón en clave de narrativa juvenil, resultando un claro ensayo final de lo que luego sería la exitosa saga que encabeza La Sombra del Viento.

El argumento de Marina se desarrolla en dos vertientes, la historia de amistad paulatina entre Óscar y Marina y la trama que ellos mismos van destapando a golpes de inocencia curiosidad. En ésta, los dos jóvenes protagonistas se ven atrapados en las garras de las reminiscencias de la vida de Mijail Kolvenik, un fabricante de prótesis obsesionado con derrotar a la muerte y sobreponerse a la malformación, marcado por el símbolo de la mariposa negra. El intento de conectar ambas facetas por momentos resulta fallido, así como el papel insustancial de los dos protagonistas en el desarrollo de la misma, quienes resultan ser meros testigos de los acontecimientos. Es más que probable sentir que la cara fantástica de la obra pierde consistencia a medida que va llegando a la resolución. Tampoco ayuda el ritmo acelerado que impone el autor, dejando cuestiones inconexas al aire.

Pero, llegados al final, encontramos lo mejor, la esencia y la magia, la emoción palpitante, la lágrima que brota con gusto, el verdadero motivo para enamorarse de Marina. A pesar de estar escrito con hiel, es de uno de los finales que mejor sabor de boca me han dejado. Se trata de un canto al amor inocente y tierno, un homenaje a la desnudez de los sentimientos, un punto de encuentro entre el camino de la vida y el de la muerte. Además, encontramos un suspiro para respirar el paralelismo de la trama emocional con la fantástica.

Los personajes, en especial el dúo protagonista, son de esos que consiguen calar con facilidad, gracias en parte a su predisposición por mostrar sus pensamientos y emociones. Cabe destacar la facilidad que tienen por las reflexiones filosóficas, dejando frases sublimes de la talla de: "El tiempo hace con el cuerpo lo que la estupidez con el alma, lo pudre". "A veces las cosas más reales sólo suceden en la imaginación. Sólo recordamos lo que nunca sucedió".  "El camino al infierno está hecho de buenas intenciones".

En definitiva, Marina es una de esas obras que se recuerdan por los momentos de emoción vividos entre lector e historia, no tanto por el argumento, ni siquiera por su delicado envoltorio literario. Una obra para llorar, creer, fascinarse, reír, razonar, pero sobre todo, para enamorarse, más si cabe, de este arte que es vivir.

 
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Ficha Técnica:
Título: Marina.
Autor: Carlos Ruíz Zafón.
Páginas: 290.
Editado por: Planeta.
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