4 de diciembre de 2012

La Aventura Del Tocador De Señoras - Eduardo Mendoza


Recuerdo de chaval ver sobre la mesa del salón un libro que me llamó mucho la atención por su sugerente título. La Aventura Del Tocador De Señoras rezaba, avivando en mi perturbada imaginación la historia de un rufián al que le divertía eso de descubrir sin compasión la piel de las doncellas. Para mi decepción, nada más lejos de la realidad que dictamina el significado real de tocador, oséase el aposento para realizar labores de corte y peinado.

 

Otro recuerdo, ya en la adolescencia, es mi primer acercamiento a la obra de Eduardo Mendoza. La lectura de El Misterio De La Cripta Embrujada, primera entrega de la saga, fue una de las malvadas imposiciones de la asignatura de lengua castellana en bachiller. Sin llegar a asimilar el contenido menos evidente de aquella obra, decidí adentrarme en la obra de Eduardo Mendoza, que con el tiempo sería uno de mis autores preferidos. Disfruté de obras tan dispares como La Verdad Del Caso Savolta, su ópera prima, Tres Vidas De Santos, El Asombroso Viaje De Pomponio Flato, absolutamente desternillante, Riña De Gatos o El Laberinto De Las Aceitunas. Precisamente este último es la segunda entrega de una historia que La Aventura Del Tocador De Señoras se encarga de continuar. Así pues, más que de una plácida lectura, se trataba de saldar cuentas pendientes.

Fiel al estilo de sus predecesoras, el libro nos traslada a las desventuras de un interno del manicomio que, tras su salida a la calle, se enfunda en el papel de un detective que peina los submundos de la marginalidad y el delirio para ir atando cabos hasta la resolución del caso. En este caso, tras establecerse como empleado del tocador de señoras de su cuñado Viriato, nuestro desconocido protagonista se verá envuelto en el asesinato del presidente de una empresa salpicada por sus prácticas turbias. Detrás de este argumento, se encuentra un peliagudo entramado de intereses y enredos entre diversas familias de poder de la ciudad de Barcelona.

Entre los personajes envueltos en la trama, destaca la inclusión del alcalde, inmerso en plena campaña electoral. A través de él, se irá perfilando un trasfondo crítico con la farándula política, explotando la mejor materia prima de Mendoza, la sátira mordaz. Especialmente interesante resulta también la aportación de las dos mujeres protagonistas, bautizadas ambas como Ivet (la verdadera y la falsa respectivamente), en las cuales se estrecha, hasta desaparecer, el margen que separa el bien y el mal, engañando al lector constantemente acerca de sus verdaderos propósitos.

Si bien es cierto que el comienzo de la obra resulta intrascendente para el devenir de la trama principal, es en estas páginas donde se concentra más intensamente el ritmo adictivo y las perlas irreverentes que son capaces de hacer reír hasta la extenuación. Para muestra, un botón:

- Está bien Jamín -le dije-, ahora escucha. Si sabes dónde vive Cándida, dímelo y quizá algún día te pueda pagar este favor. Si no me lo dices, acudiré a la policía y le diré que te he violado. A mí me dejarán en libertad y a ti te encerrarán en un reformatorio.

Otro gran momento es la explicación de Viriato, declarado homosexual, a nuestro protagonista de por qué había escogido a su hermana, prostituta, como mujer, dando una sólida y convincente lección de filosofía sobre la vida en pareja:

Cándida es servicial y muy sufrida, no se inmiscuye en mis asuntos, saca a pasear a mi madre por la azotea cuando hace bueno, no incurre en gastos suntuarios y limpia casi tanto como ensucia. Sé que un día las mataré a las dos a hachazos, pero entre tanto vivimos bien”.

Respecto a la segunda parte del libro, en la que se desarrolla al completo la trama, hay que decir que se vuelve tosca debido al exceso de actores principales, con diálogos reiterativos que no aportan ninguna novedad, y una manera de proceder excesivamente monótona. La resolución, cómo suele pasar en estos casos, es más un alivio para el lector que una gustosa deducción. Y es por ese motivo que no puedo evitar hablar de decepción. Por otra parte, puestos a achacar la labor de Mendoza, hemos de mencionar la uniformidad del carácter de el elenco de personajes, sobre todo por lo que respecta a la manera que tienen en expresarse.

Eso sí, no puedo olvidar el gran trabajo de Eduardo Mendoza en la traza literaria. No es de extrañar siendo como es una de las primeras espadas, la naturalidad que demuestra al hilvanar palabras en prosa, dejando una sensación de elegancia y belleza no reñida con la sencillez. Y aunque esta no sea la mejor obra para testarlo, demuestra la fortaleza en los retratos ambientales y descripciones personales, haciendo que el lector se pueda trasladar a los escenarios sin dificultad.
  
En definitiva, una piedra más en una de las sagas más aclamadas y brillantes de la narrativa humorística, dentro de ese género que atiza con delicadeza a la hermética esfera de las novelas policíacas. Cabe destacar que en primavera de este año se publicó la cuarta entrega de la saga, El Enredo De La Bolsa Y La Vida, libro que espero destripar pronto.


 

 
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Ficha Técnica:
Título: La Aventura Del Tocador De Señoras.
Autor: Eduardo Mendoza.
Páginas: 349.
Editado por: Seix Barral
Año de publicación: 2001
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2 comentarios:

  1. Hacía tiempo que no leía nada tuyo y ahora te vuelvo a encontrar.Verdaderamente internet es una red.
    Siempre te dije que me gustaba cómo escribes. Pasaré por aquí de vez en cuando.

    Saludos.

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    1. Hola Fanny, no sabía que me habías escrito.
      Gracias por leer. Estamos en contacto!!

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