20 de septiembre de 2012

El Disputado Voto Del Señor Cayo - Miguel Delibes

Corta en su extensión, pero infinita en cuanto al paladeo de su poso. Sencilla de esquemas, pero con una forjada identidad en el retrato social y temporal. Lineal en el tiempo, serpenteante discurrir en el parecer, capaz de hacer tambalear la verdad inamovible, de martillear la rigidez de las jerarquías. Elementos que enarbolan El Disputado Voto Del Señor Cayo, una sátira acerca del poder político y el desarrollo social y cultural que desnuda a las ciudades y envuelve a la tierra.

 

Aunque su lenguaje marcado delata la época en que fue redactado, cuesta creer que Miguel Delibes ya cuestionara al estatus político en plena melopea de ideas durante la transición, allá por 1978. Es por ello que la obra guarda unas cautivadoras connotaciones históricas. Su retrato no descarna la figura del político a base de tirones despiadados, de la forma que estaríamos acostumbrados ahora, sino que es el propio político el que va desnudando su parecer y convicción tras conocer al Señor Cayo, un baluarte de esa sapiencia rural que se escurre en nuestras manos.

Como es costumbre, leer a Miguel Delibes es un viaje para sobrevolar los campos de cultivo de Castilla y las claras aguas de sus ríos; experimentar la miseria, y hasta esclavización, del campesinado español; visitar al abandono y al deterioro progresivo de la vida en los pueblos durante el pasado siglo; o ser participes de la incultura que ahogaba, y ahoga, el progreso del medio rural. De esta forma, Cayo sintetiza en su manera de vivir ese desgarrador panorama, ahondando en que la felicidad está muy lejos del dinero, en que la libertad no entiende de pertenencias ni de clases. Para muestra, un magnífico botón:

-Ahora es un problema de opciones, ¿me entiende? Hay partidos para todos y usted debe votar la opción que más le convenza. Nosotros, por ejemplo. Nosotros aspiramos a redimir al proletariado, al campesino. Mis amigos son los candidatos de una opción, la opción del pueblo, la opción de los pobres, así de fácil.

El señor Cayo le observaba con concentrada atención, como si asistiera a un espectáculo, con una chispita de perplejidad en la mirada. Dijo tímidamente:

-Pero yo no soy pobre.

Rafa se desconcertó:

-¡Ah! -dijo- entonces usted, ¿no necesita nada?

-¡Hombre!, como necesitar, mire, que pare de llover y apriete el calor.

De esta forma, El Disputado Voto Del Señor Cayo nos transporta a plena campaña electoral de las primeras elecciones generales, donde en las oficinas de un partido de izquierdas (el PSOE, se sobrentiende) trabajan a marchas forzadas para convencer al electorado. Con el objetivo de llegar a todos los rincones de la provincia de Burgos, dos candidatos a diputado, Víctor y Laly, más un militante, Rafa, topan con un pueblo abandonado, Cureña, únicamente habitado por Cayo, campesino y alcalde, su mujer sordomuda y un vecino con el que no guarda relación.

Con la intención de pedir su voto, Delibes desarrolla un perspicaz diálogo donde deja bien claro el contraste entre los urbanitas y el pueblerino, evidenciando la fortaleza de la sabiduría del viejo frente a la ignorancia del resto. Mientras pasean por el pueblo descubriendo las maravillas que aguarda la vida rural, Víctor va asimilando que su hipotético papel de diputado es irrelevante para el señor Cayo, hasta llevarle al desengaño y al delirio:

“[…] una hipótesis. Imagina, por un momento, que un día los dichosos americanos aciertan con una bomba como ésa de neutrones que mata pero no destruye […]. Pues bien, si eso ocurriera, yo tendría que ir corriendo a Cureña, arrodillarme ante el señor Cayo y suplicarle que me diera de comer […]. El señor Cayo podría vivir sin Víctor, pero Víctor no podría vivir sin el señor Cayo”.
 
Llegando de este modo a la reflexión estrella de la obra:

“Hemos venido a redimir al redentor”, señala irónicamente el candidato.

Huelga decir, el gran domino del autor para introducir elementos de botánica, apicultura, pastoreo, agricultura, ganadería, ornitología…, lo cual, al igual que le ocurre al trío protagonista, sacará los colores al lector, constatando en primera persona la moraleja de este bello relato, el poder que tiene el saber rural, la autosuficiencia de la vida en los campos, la autorrealización por medio del entorno natural, la importancia de defender una esencia tan nuestra y que poco a poco agoniza mientras el ruido de televisores lo camufla.

Así pues, El Disputado Voto Del Señor Cayo es un gran acercamiento a la obra y mensaje de Miguel Delibes, así como un entretenido, directo y vigente ejercicio de reflexión hacia donde se dirige nuestro infausto camino, ese progreso que avergüenza a su propio nombre. Después de haber leído obras suyas como El Camino o Los Santos Inocentes, no puedo afirmar que ésta sea su obra maestra, pero sí que debo señalarla como un homenaje más a la coherencia, al inconformismo, a la audacia, a la humildad y al saber del escritor pucelano.

Para finalizar, señalar la adaptación cinematográfica de la obra de 1986, dirigida por Antonio Giménez-Rico. En ella vuelve a ser, como ya lo hiciera en la de Los Santos Inocentes, Paco Rabal la particular musa de las historias de Delibes, encarnando al señor Cayo.

 

 
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Ficha Técnica:
Título: El Disputado Voto Del Señor Cayo.
Autor: Miguel Delibes.
Páginas: 188.
Editado por: Destino
Año de publicación: 1978
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