7 de mayo de 2014

Homenaje a Cataluña – George Orwell

Muchos conocen a George Orwell por clásicos como Rebelión En La Granja o 1984. En concreto, este último ha adquirido especial relevancia en la actualidad, llegando a cifras de ventas mareantes, gracias, en buena parte, a los escándalos de espionaje internacional sugiriendo la existencia del Gran Hermano que planteaba dicha obra. Sin embargo, no tan conocido es que la faceta periodística del británico le llevara a viajar a nuestro país durante el trascurso de la Guerra Civil. Y menos conocido aún es que tras respirar el clima revolucionario de Barcelona decidiera enrolarse como miliciano para combatir el fascismo.


Así pues, Homenaje a Cataluña relata las vivencias en primera persona de Orwell dentro y fuera de las trincheras. Asimismo, expone una retrospectiva personal del calado político y social de la Revolución movimiento de carácter anarcosindicalista y comunista libertario que se dio en diversas zonas de control republicano durante la guerra–. Cabe reseñar que la obra es un retrato localizado en espacio, Barcelona y el frente de Aragón, y tiempo, entre finales del 36 y mediados del 37, a diferencia del tono generalista que aparenta en ciertos pasajes. Y es que uno puede sentir la tentación de extrapolar las tesis expuestas al conjunto de la contienda, dando pie a auténticos disparates.

A pesar del marcado sesgo político del autor, su carácter foráneo elude el maniqueísmo del cual pecan muchas de las obras que se ambientan en este contexto. El texto se ciñe a los hechos con una honestidad cuasi impoluta, atestiguando en reiteradas ocasiones la veracidad de los hechos. Es más, el hecho de estar redactado pocos meses después de los sucesos la cargan de una vigencia diáfana que consigue transportarte a sus escenarios.

En primer lugar, se detalla el éxtasis revolucionario de Barcelona al poco de estallar la guerra, marcado por la colectivización de servicios, la derogación de clases sociales y el radical anticlericalismo. Como miliciano del POUM –partido de inspiración trotskista, Orwell nos adentra en unas trincheras donde las armas son deficientes, los milicianos carecen de instrucción alguna y las horas pasan entre la inactividad y el frío.

En nuestra tercera mañana en Alcubierre llegaron los fusiles. […] Estuve a punto de desmayarme cuando vi el trasto que me entregaron. Era un máuser alemán fechado en 1896; ¡tenía más de cuarenta años! Estaba oxidado, tenía la guarnición de madera rajada y el cerrojo trabado y el cañón corroído e inutilizable. La mayoría de los fusiles eran igual de malos, algunos de ellos incluso peores, y no se hizo el menor intento de asignar las mejores armas a los hombres que sabían utilizarlas. El más eficaz de los fusiles, de sólo diez años de antigüedad, fue entregado a una bestezuela de quince años a quien todos conocían como el «maricón». El sargento dio cinco minutos de una «instrucción» que consistió en explicar cómo se carga el fusil y cómo se desarma el cerrojo. Muchos de los milicianos nunca habían tenido un fusil en las manos, y supongo que muy pocos sabían para qué servía la mira”.


A su vuelta a Barcelona, el autor se ve envuelto en los sucesos de mayo, en el cual se enfrentan los gobiernos catalán y republicano, formado por comunistas y socialistas, y los anarquistas y otras corrientes revolucionarias. Estos hechos evidenciarían la fragmentación de la izquierda, divida en cuanto al objeto primordial: hacer la revolución o ganar la guerra. A raíz de estos sucesos el POUM sería ilegalizado, acusado de colaborar con el bando nacional, dando paso a una caza de brujas contra sus dirigentes y simpatizantes que aceleraría el retorno de Orwell a su país.

Con gran criterio, mi ejemplar desplaza un par de capítulos al apéndice. En ambos la obra se centra en el aspecto político con dos objetivos claros: presentar a un PCE títere en manos de la URSS a la cabeza de campaña de desacreditación del POUM, y defender a este último de todas las acusaciones de traición, con especial énfasis a la manipulación de diversos medios extranjeros. Aunque se trata de un tema que involucra una represión injustificada y atroz, este último objetivo muestra a un Orwell cuasi obsesionado y hace tediosa la lectura de ambos pasajes.

Es menester destacar que la obra fue publicada antes del conocido desenlace de la Guerra Civil. La inercia que tenía la contienda hacía previsible la derrota, pero no el qué pasaría después exactamente. En esta tesitura, el pobre Orwell se atreve con algún pronóstico, que prueba ese punto de candidez en sus ojos forasteros:

Desde un punto de vista filosófico, comunismo y anarquismo son polos opuestos; y en la práctica –por lo que se refiere al tipo de sociedad a la que aspiran– las diferencias son sólo de énfasis, pero por completo irreconciliables. El comunismo siempre pone el énfasis en el centralismo y la eficiencia, y el anarquismo, en la libertad y la igualdad. El anarquismo tiene profundas raíces en España y es probable que sobreviva al comunismo cuando la influencia rusa termine”.



Por último, indicar que Homenaje a Cataluña sería la inspiradora de la genial Tierra y Libertad, un film de Ken Loach de 1998. De nuevo, una mirada externa consigue cuajar una historia alejada de principios absolutos, como también la industria cinematográfica española se afana por mostrar cuando se aborda este suceso. En ella se hace un gran esfuerzo didáctico por mostrar la esencia revolucionaria.




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Ficha Técnica:
Título: Homenaje a Cataluña.
Autor: George Orwell.
Páginas: 275.
Editado por: Virus Editorial.
Año de publicación: 1938
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